La sobrepoblación no es solo un fenómeno humano: también existe una sobrepoblación forzada de animales criados para el consumo, gallinas, cerdos, vacas y peces viven hacinados en sistemas industriales, sin libertad, sin dignidad y sin futuro.

Cada 11 de julio se conmemora el Día Mundial de la Población, una fecha para evaluar cómo nuestras decisiones individuales y colectivas repercuten en el mundo que compartimos, hoy somos más de 8.000 millones de personas viviendo en un planeta que no crece al mismo ritmo que nosotros.

Y aunque pueda parecer un logro de la humanidad, también representa un reto inmenso para la sostenibilidad, el acceso a los recursos… y la propia supervivencia del planeta.

El gran sinsentido de nuestra era es que hay suficiente comida… pero no para todos, millones de personas pasan hambre, mientras una enorme parte de los recursos agrícolas se destina a alimentar animales que, después, serán sacrificados para alimentar a otras personas.

En lugar de cultivar cereales, legumbres y utilizar agua para quienes realmente lo necesitan, lo dedicamos a cebar animales que viven hacinados, enfermos y explotados, todo para acabar en un plato, un sistema absolutamente ineficiente, injusto y cruel.

Lo más alarmante: una sola persona que consume carne de forma habitual puede ser responsable, de media, de la muerte de entre 100 y 200 animales al año, esto incluye vacas, cerdos, pollos, peces y otros animales marinos. Si multiplicamos esa cifra por miles de millones de personas, el resultado es devastador: billones de animales son criados y sacrificados cada año por hábitos que podríamos cambiar.

Según estimaciones de Faunalytics, Sentience Institute y la FAO, por cada persona en el mundo hay aproximadamente 10 animales confinados en granjas para su consumo, tanto terrestres como acuáticos, la ganadería industrial es una de las industrias más destructivas del planeta:

  • Utiliza el 80 % de las tierras agrícolas disponibles, pero solo aporta el 18 % de las calorías que consumimos.
  • Emite más gases contaminantes que todos los medios de transporte juntos.
  • Provoca deforestación, pérdida de biodiversidad, contaminación de ríos y acuíferos y un gasto excesivo de agua.
  • “Produce” animales como si fueran objetos: los hacinan, mutilan, engordan a la fuerza, les niegan la luz natural y la libertad… para después matarlos.

Y todo eso, para que una parte de la población coma carne, mientras otra parte simplemente no tiene qué llevarse a la boca.

En un mundo con tantos desafíos, alimentar animales para alimentar personas es como prender fuego con billete, es desperdiciar recursos, multiplicar el daño ambiental y aumentar el sufrimiento innecesario.

Lo más lógico y compasivo sería llevar los alimentos directamente del campo a nuestros platos, sin pasar por el cuerpo de ningún ser sintiente, porque sí, los animales también sienten, sufren y desean vivir.

Nacemos con empatía hacia ellos, pero el sistema nos educa para ignorarla, nos hace ver a los animales de granja como productos, no como individuos con emociones e intereses.

Pensemos en el planeta dentro de 30 años, la población mundial rozará los 10.000 millones de personas, pero no todas tendrán comida, ni agua potable, ni aire limpio, si no cambiamos de rumbo, el futuro puede parecerse a esto:

El café será un artículo de lujo, el chocolate habrá desaparecido de los supermercados, la cerveza dejará de producirse en muchas regiones, el agua potable será motivo de conflictos, el calor extremo impedirá cultivar aguacate, arroz, trigo o maíz en muchas zonas, los arrecifes, selvas y lagos ya no existirán.

El aire será irrespirable en las grandes ciudades, las sequías provocarán migraciones masivas, se extinguirán millones de especies animales y vegetales, las enfermedades relacionadas con el clima y la alimentación aumentarán sin control.

En Love Veg creemos que una alimentación basada en plantas no solo es más ética, sino también más sensata y necesaria en un mundo que necesita soluciones urgentes, alimentarnos sin causar daño a otros seres, sin devastar ecosistemas ni perpetuar la injusticia, es una herramienta de supervivencia colectiva.

Este Día Mundial de la Población, preguntémonos: ¿Y si usáramos los recursos del planeta para alimentar directamente a las personas, en lugar de sostener un sistema que enriquece a unos pocos y destruye a muchos?

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